13 feb 2010

CAMILLE

De regreso al ruedo, con signos de congestión y admiración, escribo sobre este blog con más timidez que acierto. Sin razones para escribir, y sin dedos para teclear, cambié las ganas de decir algo por una mujer. Y no me ha dejado aún, todavía duerme a mi lado y respira conmigo. Por ella descuartelo cuarteles de invierno y desempolvo los momias blogeras. Esto es para ella, de rodillas me tiene.

Para Camille.

Huachafería de Amor

Sin dejar de cogerte las manos
Te admiro los labios sangrientos
Te callo los besos a besos
Le arranco a tu pelo el perfume.

Ahora que ya no me miento
Ni tiro unos tiros al viento
Ahora que ya ni escupo hacia arriba
Por qué me besas la frente marchita.

Cuando cante tu vientre al desnudo
Y seamos menos Bellos y menos adultos
Las musas arremeterán a tu encuentro
Por ser tú la dueña de la huachafería.

Ni el ocaso del viento a caballo
Ni las primaveras en flores de tela
Descampanan los golpes directos
De mi corazón cosido a tu saco de invierno.

Dos veces cada cuatro segundos por mil
Tres cabezas rodando por cien
Cuatro noches en vela te espero
Nadie es más niña que mi niña Camille.



24 abr 2009

Sin Comentarios

"Jehová, que de todos los buenos dioses que han sido adorados por los hombres es ciertamente el más envidioso, el más vanidoso, el más feroz, el más injusto, el más sanguinario, el más déspota y el más enemigo de la dignidad y de la libertad humana, que creó a Adán y a Eva por no sé qué capricho (sin duda para engañar su hastío que debía de ser terrible en su eternamente egoísta soledad, para procurarse nuevos esclavos), había puesto generosamente a su disposición toda la Tierra, con todos sus frutos y todos los animales, y no había puesto a ese goce completo más que un límite. Les había prohibido expresamente que tocaran los frutos del árbol de la ciencia. Quería que el hombre, privado de toda conciencia de sí mismo, permaneciese un eterno animal, siempre de cuatro patas ante el Dios eterno, su creador su amo. Pero he aquí que llega Satanás, el eterno rebelde, el primer librepensador y el emancipador de los mundos. Avergüenza al hombre de su ignorancia de su obediencia animales; lo emancipa e imprime sobre su frente el sello de la libertad y de la humanidad, impulsándolo a desobedecer y a comer del fruto de la ciencia."

M. Bakunin – Dios y el Estado

16 mar 2009

El Señor Marquez

El señor Marquez tiene la sana e inteligente costumbre de ponerle al buen tiempo mala cara. Y es que si la vida le ha enseñado algo es que la "felicidad" es una mala metáfora o un pasatiempo vulgar y absurdo impropio de caballeros. El señor Marquez no es un infeliz ni mucho menos un amargado, es un tipo risueño y decidido a jugarse la vida en cada instante si este vale la pena. El señor Marquez es un diablo mayor y como tal se enamora y como tal escribe y lo hace como se debe hacer.

6- 10- 2008

Canto rodado

Romo de rodar desde la altura

Romo del huayco

Romo del torrente helado

Pacífico bajo el sol

Tibio de tanta luz

Fresco de toda la lluvia

Como canto, tú

Piedra, pero suave

Dura, pero tibia

Quieta, que vienes de lejos


18- 11-2008

Ayer mirando la puesta de sol

Sólo pensaba en usted.

Hoy amaneció nublado

Y lo primero en mi cabeza

Sigue siendo usted.

Fue ayer otro día más de quererla

Y para hoy se pronostica lo mismo

Salga sol o siga nublado


30- 12- 2008

Ahora estoy en Chivay, pensando en usted, como pienso en vivir. La vida y usted se confunden en una sola corriente que recorre las alegrías, las conversaciones, todo.

21-1-2009

Tienes un pacto con el sol,

con el mar,

con la música.

Si no, cómo sabe el trombón

dibujar tu sonrisa, cuando suena.

Cómo, entonces, brillan tus ojos

en cada capricho del mar

cuando el sol atardece.

Voy cada tarde a verte,

a esa hora mágica en que el aire cambia de color

cuando el mar todo se tensa para recibir al sol

y allí estás tú, no lo dudes.


6-3-2009

Sigo parado en esa esquina,

Bajo la garúa.

Viendo cómo te vas

Viendo cómo no volverás

Sintiéndolo tan en el corazón

Que paralizado

Sigo en la esquina,

Bajo la garúa


Oswaldo Marquez

25 nov 2008

Mis Demonios y sus Ángeles

Aunque la traducción no es exacta -y porque me niego a poner en este blog estas palabras en inglés- la frase va como sigue. Mata Todos Mis Demonios y tal vez Matarás a mis Ángeles. Por supuesto que la frase no es mía, por supuesto que es de Thomas Lanier Williams III, más conocido por el seudónimo Tennessee Williams. Un dramaturgo gringo y sureño que entre muchas obras escribió, nada más y nada menos, Un Tranvía llamado Deseo y que murió cuando la tapa de un pomo de pastillas se le atracó en el esófago en su afán por abrir el embase y tomar el delicioso contenido. Pero como aquí odiamos todas las biografías (incluida la del disque blogero de este ridículo blog) no vamos a tocar la historia personal de este excepcional dramaturgo sino el supuesto significado de la frase, y digo “supuesto” porque lo que viene a continuación es una apreciación personal de estas palabras ordenadas con exquisito gusto para jodernos la vida cuando la escuchamos. Y es que a quién no se le pone la piel de gallina con una frase así. A mi si y además me hace escribir este post en el Diablo Gordo.

Y claro que estoy bien grandecito para saber que nadie se va a dar el trabajo de matar mis demonios como insinúa la frase, porque como me he dado cuenta últimamente (ha sido toda una revelación en estas últimas semanas) los demás tienen tales demonios que a su lado los míos parecen un juego de niños. Por lo tanto, por falta de buenos amigos o avaros psicoanalistas o simplemente valientes asesinos de demonios ajenos, he decidido que si alguien los tiene que matar, los mato yo y a cuchilladas. Pero imagino que una vez en la montaña rusa del homicidio con arma punzocortante de demonios uno no puede parar y arrasa también con sus ángeles. Intuyo que es imparable e implacable esta locomotora asesina y por eso lo pienso dos veces antes de levantar el pie para subirme al tren. Lo pienso dos veces porque creo que los demonios no solo alimentan la creación sino que sin ellos estaríamos perdidos. No es un secreto que los aburridos ángeles solo están ahí para mantener el equilibrio más no para aportar creatividad a nuestra conciencia. Para mí está claro que los demonios que me habitan son la máquina que me anima a levantarme todos los días y continuar con esta infamia diaria que es vivir pero por consiguiente soy consciente que mis ángeles son los que los mantienen en línea, son estos gordos alados los que aguantan a mis famélicos diablos para que no me convenzan de tirarme por la ventana. Y entonces si al final decido autoexorcisarme de demonios y ángeles, y cambio la buena vida del camino de la oscuridad por la iluminada jornada de abandonar vicios, pedagógicos excesos y privarme de la sublime envidia entonces perderé, en el camino, los buenos modales angelicales porque no habrá en la esquina de las sombras ningún contendor de peso para mis intrépidos y pugilistas ángeles.

Pero como los años pasan y los demonios se debilitan, y sus enemigos se vuelven cada vez más rechonchos alimentados por cargos de conciencia cada vez más pesados, su final es inevitable. No puedo entonces defender lo indefendible, pero eso sí, trataré hasta donde aguante de serles fiel y escuchar sus malos consejos e inmundos pensamientos. Porque simplemente es más divertido que no quiere decir más fácil. Los defenderé en contra de mis ángeles y seré su aliado para luchar contra el bien, contra la paz mental y contra el estúpido concepto de la felicidad.

Y como todas las historias acaban donde empiezan hay que decir que la tapa que se atracó en el esófago de Tennesse Williams no era precisamente de Aspirinas.