28 abr 2008

SEGÚN TALÍA

Según Talía esta huevada de tener un blogg es adictiva. Cigarrito más, cigarrito menos encuentro un tiempo para escribir. Primero en Word, después copy and paste a la oscura página del diablogordo. Y claro, escribo en Word para que se me corrijan las palabras porque Talía me para dando lecciones ortográficas. Y una Lucky strike rojo, si cajetilla grande, ¿pero le puedo pagar con cocos tío? ¿cocos? Dólares pe tío. El señor de la bodega pone cara de perro, pero atraca. Me paga una mierda por coco y luego de los cigarros, los chicles, la palta, el pan de molde, el limón y las papitas, mi imponente billete de veinte US Dollars, queda reducido a un puñado de viejas monedas. Salgo de bodega, cruzo la calle y camino hacia mi casa. Pasa un bus que tiene un ciclista enganchado, por voluntad propia, al parachoques. Lo que no sabe el cilcista, porque no es vecino de la zona, es que el puto alcalde del distrito ha puesto un monumental rompemuelle hace apenas dos días. Claro que se sacó la mierda. Como Talía tiene razón, corrígeme si me equivoco y toca tu puchito, hay un conato de poema a continuación.






Poema 1

Pum, carajo… Que sacada de mierda se acaba de meter el tipo que iba en bicicleta agarrado a ese enorme y viejo bus. Contrasuelazo seco y contundente, demoledor, rompe mandíbulas y, tranquilamente, necesario para poner toda su humanidad en horizontal sobre una camilla de sábanas blancas con ruedas multidireccionales. Camino del hospital y asesorado por los más disímiles consejos de los bomberos, primeros en llegar a la escena del autocrimen, ¿que sabrán los rojos y anaranjados bomberos de caídas de bicicletas?, pirómanos monumentales con voluntarias (solo en mi país) insignias y escaleras telescópicas arrepentidas de ir subiendo. Tan solo de chofer, hacen las veces, manchando de rojo el rojo camión con la amoratada sangre del atontado y funesto ciclista. Funesta es además la sirena que corcovea el viento y que calla cuando se avistan los celestes hospitales en la pupila del herido roedor de dos ruedas. Sin airbags las bicicletas están condenadas al exilio del olvido, sin pasaje de regreso, ni trabajo en embajadas extranjeras cuando se acaben las dictaduras de las máquinas.

No hay comentarios: